No me considero fan de las multitudes. Hay muchos inconvenientes con respecto a ellas, y aquel sábado, el inconveniente fue que no pude ver a Celso Piña y El Gran Silencio... Así nada más a lo lejos, y entre los varios desperfectos de sonido, me emocionaba escuchar a 2 grandes de Nuevo León en concierto. Hace ya tiempo que esta tierra de industrias dejó de lado la musical y se enfocó en otras ondas. Varias leyendas Mexicanas (de Rock, Pop, Banda, Cumbia, etc) nacieron aquí, pero tuvieron que mudarse a otros estados donde las oportunidades de creciemiento eran más prometedoras y donde la "raza" los apreciara más que aquí.
Dicho esto, contaré que bajo mi panorama de desasperanza, opté por aventurame en Fundidora un poquito antes de las 9 de la noche... y vaya... ¡Qué sorpresa tan grata! Los "shows" de luces, tan sencillos pero tan significantes, le otorgan más vida a este oasis de árboles en el desierto de concreto. Aunado a esto, música clásica de fondo alrededor de todo el parque (Sí me refiero a Mozart, pero también a los Cuacs y cantitos de pájaros nocturnos... en este lugar es clásico también... música natural), hace que te sientas taaaan tranquilo (a).
Entre paso y paso, recordé que cerca de donde andaba caminando, también está la, a veces olvidada, "CINETECA de Nuevo Léon", un espacio de proyección de las películas que raramente aparecerían en la cartelera de Cinépolis. Solo hay 3 funciones al dia ( y la de las 9 pm era la última) así que, mi acompañante y yo, decidimos ver lo que estuviera en cartelera: HOLLY MOTORS de Leos Carax.
Intenté encontrar el significado del filme porque, aunque no era el más extraño que había visto, estaba un bastante complicado. Fue ahí cuando mi acompañante me dijo algo con lo que concluiré mi dis-que crítica de la película: "Hay películas que son para ver... no para entender", y Holly Motors es una de ellas. El reparto, maquillaje y las historias están increíbles.
Estoy enamorada del Parque Fundidora... De día y de noche. Pero explorarlo tomará más de un post en este blog.
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